jueves, 14 de enero de 2010

Bastardos


Hijos del fracaso, de las mentiras vestidas de rojo carmín, del sufrimiento con forma de animal. Hijos del agobio, del mundanal ruido, del caos urbano y de la podredumbre. Idiotas con camisa y corbata, idiotas vestidos de negro, de azul y de gris. Capullos somnolientos que cada día danzan por las calles sin una sonrisa que llevarse a la boca, sin un abrazo que les caliente la jornada, sin un minuto de silencio para poder pararse a pensar el porqué de sus miserables vidas; sin dos dedos de frente, sin futuro, sin sentido, sin pasado, sin nadie en quien confiar, solos, solos: con su maletín.
Hijos de la autodestrucción, de la contaminación acústica, lumínica, medioambiental, radioactiva y visual, del no querer ser, del no querer hacer, del no querer querer. Hijos de las balas sin nombre, los misiles sin dueño, del mundo del petróleo, de los gases nocivos, del fanatismo, de las religiones, del suma y sigue.
Hijos del capitalismo, de la sobreexplotación, del mileurismo, de la hipocresía hecha ideal, de las guerras en tv, del no pensar. Hijos de la imagen, abonados de la belleza física, de lo superficial, de lo que nunca quise ser ni pensé. Bastardos del sistema…
¿Acaso vas a dejar que te lo siga contando o vas a querer cambiar?

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