Busco lugares donde escribir. No quiero que me lean, no me hace falta. No quiero que me escuchen, no lo necesito. Sólo quiero escribir, dejar que por mis manos fluya toda una corriente eléctrica llena de pensamientos recurrentes, prosa maldita o palabras sosas y dulzonas… Pero dejadme escribir. Dame un papel, aunque sea de arroz blanco, que con él me haré un cigarrillo y me fumaré mil historias, mil vivencias y dos mil suspiros por cada una de ellas. Con cada calada una sonrisa, con cada sonrisa una estrella más, una estrella que quiera salir, brillar y calentar y con cada estrella una nueva seña de identidad. También podría coger una servilleta y darle un uso mejor que limpiarnos esa boca por la que a veces sale mierda o sutiles palabras cargadas de hipocresía y falsedad.
Es que no necesito ni bolígrafo, si hace falta escribiré con mi propia sangre para que veas que lo que escribo lo hago de corazón, aunque lo reflejado no sean palabras de amor. Esta sangre, tinta de dioses en los que ya dejé de creer, revivirá mis sueños y los tuyos, si te dejas. Esta sangre, tan roja como mi bandera, como mi pasión, como mi locura, como mi dolor. Esta sangre que me hierve, que me mantiene vivo, que me quiere, que sabe lo que quiero, que sabe a libertad.
Las mejores cosas que me vienen a la mente es cuando no tengo papel a mano.
ResponderEliminarLa cuestión no es escribir, es errar por la mente :)