Volver a abrir los ojos tras un vacío de consciencia y encontrarme aquí en mi cama, aquí otra vez. Después de pasar la noche lamiendo estrellas y comiendo sueños, ahora esto me sabe a poco. Esta puede ser la realidad que merecía, después de todo, después del duro pedregal al que se vieron sometidos los dedos de mis pies.
La realidad es que por arte de magia o algún oscuro conjuro anoche probé el polvo de estrella para ver si podía subir al cielo, pero la respuesta no pudo ser más desconcertante. Este es el trozo de destino que te toca seguir, dio el sabio, y volar a ras de suelo tu camino.
Y volví a la tierra a seguir lamiendo lo que las estrellas me puedan ofrecer y volver a soñar con seguir despierto.