Me colocaré mi nariz de payaso, y volveré a ser niño. Te buscaré cuando juguemos al escondite y juro por el más preciado de mis juguetes, que te encontraré. Saldremos corriendo, volando quizá en nubes de algodón. Y sobre el cielo de terciopelo te susurraré mis más dulces secretos, para que tu algún día, entre risas, me los vuelvas a contar. Y pintarnos la cara de cualquier color, aunque tu papá te diga que no. Y cantaremos una canción, quizá la del programa de la mañana que madrugábamos para ver. Días felices, al lado de la chimenea de mi abuela. Bocata de nocilla y a correr.
Te acuerdas de mi bicicleta roja?? fue la que me enseñó que caerse no duele cuando un amigo te levanta, que las lágrimas en manos de otro se convierten en gotas de lluvia y que las heridas curadas con tu corazón, sanan mejor.
Y qué me dices de aquel día de lluvia, llegastes a mi casa toda empapada y lo primero que quise hacer fue ir a jugar contigo bajo la lluvia, compartir esos momentos, fluir en el cosmos de asfalto saltando charcos, tu con katiuskas, yo, con los zapatos del colegio. Y por fin llego mi madre, y el palo en el culo y los zapatos chorreando, como mi cara, y también, tu abrazo.
Me callé, cerré los ojos y... desperté hoy... ansioso de nuevos besos, abrazos y caricias, porque en el fondo sigo siendo un niño.. a las puertas del cielo
Cancionaza.. a disfrutarla..
La infancia es el jardin de juegos de la nostalgia
ResponderEliminarUn abrazo
Hace mucho q no nos escribiamos, tienes toda la razon!!
ResponderEliminarPues si, ya he vuelto a casa por Navidad, no sabes las ganas que tenía. Muchas cosas que no cambian, y miels de sentimientos diferentes...
Espero que todo te vaya bien. Un saludo!!
Cuantos recuerdos.
ResponderEliminarBesos
Qué melancolía, Juan Carlos. Me gustó mucho. Me han entrado ganas de ir a casa de mi madre, y sentarme al brasero...
ResponderEliminarbesinos
Lo hare!!! ^^ ya me pasare por tu blog!! de vez en cuando!
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