No tengo nada que decir.

Porque no he viajado a parajes místicos ni míticos, y por supuesto turísticos tampoco, ni he vivido grandes aventuras en cuentos de principes y princesas en tierras lejanas y encantadas. No he vivenciado experiencias surrealistas ni he sentido sensaciones que me hayan hecho llegar a un éxtasis contínuo durante un tiempo/espacio contante y sonante. Qúe le vamos a hacer, si mis pies se han quedado pegados al suelo y mi culo al asiento...

Igual he estado enajenado por algún ser superior que en su sordidez de vida eterna se divierte jugando con las mentes de los meramente normales. Igual he vivido en estado de paja mental y no me entero de qué va el mundo y su historia. Igual no existo.

Aunque hoy he ido poco a poco despertando de este mecedor sueño con trompetas en mis oídos, y no eran los jinetes del apocalipsis quien las tocaban, eran bellas dondellas sin ropa acompañadas de fresco vino aliñado con fruta de temporada y una sonrisa en arriba y otra abajo. Y es que qué pronto cambian las cosas y los puntos de vista aunque yo siga igual. Moneo, moneo y no me canso. Y sé, que me gusta monear. Qué os voy a decir, a estas alturas que después de tanto leer no haya nada que contar y os hayais tragado tanta basura para nada.

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Para quien se lo haya leido y no le hayan entrado arcadas... Siento mi ausencia, he estado ocupado, liado entre trabajos, cerveza y entrenar, dormir, hacer de comer, y de vez en cuando soñar. Soñar con un cuerpo que me acompañe en las noches, antes y después.. Soñando con una sonrisa y un caminar, una melena y un tono de voz, unos tacones y tu sujetador.,, Pero creo que tendremos que seguir soñando.