sábado, 10 de abril de 2010

Introversión


El agua cae lentamente y yo cierro los ojos para no ver cómo se suicida en mi bañera. Está caliente, como yo. En estados febriles me parece que es recomendable darse una ducha para bajar la temperatura del propio cuerpo. Pero a veces me parece que sube.
Me veo desnudo ante el espejo y no me sonrojo, estoy acostumbrado a verme así. Un cuerpo sin más, parece ser. Pero no, no tengo cicatrices de grandes batallas pero sí un tatuaje que me recuerda cómo es la vida y como voy a seguir, es más, como debo de seguir. Un par de piercings resaltan sobre mi figura, ¿qué significan? Esfuerzo, premios, son mis medallas por sueños cumplidos por proezas mundanas que tanto me ha costado sacar. Y arriba del todo unos ojos marrones, sinceros, orgullosos de lo que ven, de lo que sienten y de lo que hacen.
¿Y entonces qué? Me falta algo.
Soy una obra inconclusa que va buscando parte de sí por distintos caminos. Un cerdo que retoza en su pocilga y de vez en cuando busca pocilgas ajenas donde retozar y hacer marranerías de las que no apestan, de las que a todos nos gustan.
El agua, que se agolpa bajo mis pies se escurre lentamente por las tuberías y se marcha Dios sabe dónde, porque a mí, la verdad, no me importa. Y me abandona dejando sobre mí alguna gota sobona que se niega a abandonarme. Como amantes furtivas las dejo acariciarme hasta que como cuando llega la mañana me tengo que ir. Qué más quisiera yo quedarme con ellas, fundirme en átomos de hidrógeno o de oxígeno, para vivirlo doblemente y disfrutar el doble, sentir el doble... Y me voy, dejando un rastro de humedad en la toalla del suelo. En el fondo todos vivimos como recién salidos de la ducha, con quien nos topamos cotidianamente son las gotas de agua que nos impregnan y aunque momentáneamente, forman parte de nosotros. Y siempre, siempre vamos dejando huellas, mas grandes o más pequeñas, depende de lo mojado que hayas estado previamente...
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Porque todos tenemos derecho y deber de mojar, y de dejarnos mojar. Es la alegría de la vida, es la vida. Un consejo: sed pocilgueros. Os encontrareis más de una sorpresa agradable...



Por cierto muchísimas gracias a los que siguieron el juego de palabras del otro día. Lidia ya me ha dejado unas cuantas más, así que volveremos a la carga. Si queréis dejad también propuestas. Buen finde.

2 comentarios:

  1. Pues de nada, jajaja Bueno, creo que la ducha si estás febril debe ser más bien fresca, para bajar la temperatura. Excelente descripción del momento.
    Saludos

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  2. mojar , lo que se dice mojar...algunos mojamos poco...jjejeje..
    perodona la boroma...
    pero si...llevas razon..
    por la vida hay que ir sin chubasquero y dejando que la lluvia te cale hasta las huesos....
    no hay otra forma de vivir...


    un saludo desde el sur

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